Monday, April 3, 2017

Crítica 'High-Rise'



Han sido muchos los intentos y los años que han pasado para sacar adelante este proyecto basado en la obra homónima de J.G. Ballard pero finalmente Ben Wheatley ha conseguido reunir las agallas suficientes para crear la experiencia fascinante a la vez que perturbadora que es 'High-Rise'.
El público de Sitges se quedó boquiabierto ante tal experiencia al igual que quienes asistieron el pasado mes de marzo a la Muestra SyFy de cine fantástico, ya que la cinta fue la encargada de cerrar aquellas jornadas dedicadas a los géneros de ciencia ficción y fantasía. 'High-Rise', ya fuera por las expectativas que levanta su protagonista o por la idea estrambótica en la que se basa, consiguió un lleno absoluto además de otorgar al público una experiencia única. 

'High-Rise' se centra en el Dr. Laing interpretado por el siempre carismático Tom Hiddleston. Un personaje cauto y observador que decide vivir en un lujoso complejo formado por rascacielos, que funcionan de manera autónoma al resto del mundo a las afueras de Londres. Unos rascacielos en los que están provistos de cualquier necesidad que pudieran tener sus inquilinos, creando una comunidad autosuficiente capaz de atrapar tanto a sus residentes como al espectador que en todo momento se siente bienvenido a esta peculiar vida. 
Su personaje se dedica a contemplar la vida pasar, sin ser capaz de intervenir en ella hasta que se ve forzado a hacerlo. Su condición de hombre de clase media-alta le permite acceder a las fiestas más bizarras que se organizan en los pisos superiores del rascacielos a la misma vez que está invitado a empatizar con aquellos que viven con menos lujos y aun así se muestran agradecidos de tener la oportunidad de ser parte de esta comunidad. Una comunidad que pronto demostrará que esa idea utópica se puede convertir en un infierno para todos.
Sin duda la historia que plantea la película, a pesar de ser ficción, representa una cruda realidad que podemos ver en nuestro día a día. Ya cuando Orwell hablaba en su novela '1984' sobre un mundo controlado por un Gran Hermano capaz de reprimir y controlar a una sociedad, Ballard por su parte escribía esta novela en plenos años 70 reflejando una sociedad consumida por los estatus sociales, por el capitalismo y por la opresión de los ricos hacia los pobres cuando en Europa comenzaba a florecer un nueva sociedad consumista tras recuperarse de las devastadoras consecuencias de las Guerras Mundiales. Una sociedad que en la película Wheatley sabe caracterizar de manera majestuosa con personajes peculiares y estereotipados. 

Rebelión en las alturas

Mientras que el personaje de Hiddleston sirve como hilo conductor a lo largo de la película, acudiendo como espectador a cada una de las escenas claves de la película, quizás sea el personaje de Luke Evans el más relevante de la historia. Él interpreta a Wilder, un director de documentales que vive con su mujer (Elisabeth Moss) y sus hijos en los pisos inferiores del rascacielos diseñado por Royal, el arquitecto y administrador del edificio interpretado por Jeremy Irons. Casi como ironía, los propios nombres de los personajes definen su papel en el edificio y, a grandes rasgos, dentro de la sociedad que crean ahí
Mientras Evans es el "salvaje", el pobre e iluso de grandes sueños e inspiraciones, atrapado en un edificio que representa su estatus social y que se convierte en el líder de una revolución que pretende trepar hasta alcanzar lo que le es negado por quienes están por encima de él, Irons representa al mandatario absolutista que acaba por despreocuparse por las necesidades de quien tiene a sus pies. Una terrorífica sátira de una realidad que, en tiempos de crisis, saca a relucir las oscuras intenciones de las personas. 
Desde un principio la película nos muestra la ruina, la desolación de un hombre que acepta la realidad que se ha encontrado sin quererlo, donde las normas que una vez conoció están más deterioradas que las cuatro paredes que le mantiene preso junto a cada una de las personas que viven ahí, incapaces de escapar a pesar de que las puertas estén abiertas de par en par. Uno de los grandes retos que asume con bastante soltura esta película es la de mantener un espacio tan reducido lo suficientemente atractivo como para que el exterior sea una cuestión que al espectador no le interese. 
En ningún momento comprendemos qué ha ocurrido para que esas personas decidan internarse de esa manera en el rascacielos y no nos importa. La más que aceptable adaptación de la novela por parte de Amy Jump, consigue que la extravagancia de las escenas estén al mismo nivel de unos diálogos completamente adecuados a cada tipo de personaje

Aunque sigue la linea de lo que hizo en su día el director surcoreano Bong Joon-ho en 'Snowpiercer (Rompenieves)' de establecer en un espacio único toda la acción, 'High-Rise' es muchísimo menos accesible por el simple hecho de jugar con un humor negro, un surrealismo extremo y una enrevesada estructura espacio temporal que no suele caracterizar las películas de acción distópicas, que mantienen una linealidad mucho más explícita. Sin duda es un proyecto muy ambicioso que junto a los actores anteriormente mencionados también hay que destacar a un James Purefoy que brilla con su personaje mientras que Sienna Miller como "vecina de al lado" sigue en la misma linea que ha mantenido durante toda su carrera cinematográfica, lamentablemente.
También hay que destacar la gran elección que se ha hecho con la banda sonora que ameniza la película, con una curiosa versión de un clásico de la banda sueca ABBA, entre otras. La fotografía, a cargo de Laurie Rose que ya ha trabajado en los anteriores trabajos con el director, destaca con imágenes impactantes y bellas. Aun así, la distribución limitada que tendrá esta película es directamente proporcional al público al que está enfocada.
6/10

Crítica publicada originalmente en ecartelera.com ¡Click! 

Sunday, April 2, 2017

Crítica 'Demolición'


La pérdida de un ser, cada uno que decida si es querido o no, puede ser un momento clave en la vida de una persona. Una etapa en la que el mundo como lo conocías deja de tener sentido. 'Demolición' nos muestra una historia de pérdida, de locura, de pasotismo, de (auto)destrucción cargadas con humor ácido con las que intenta proyectar una forma de lidiar con el pasado, el presente y el futuro.

Davis Mitchell es un hombre de éxito. Trabaja en un banco de inversiones junto a su suegro, tiene la casa perfecta, el coche perfecto y la mujer perfecta. Todo es perfecto en su vida hasta que ella muere tras un accidente de coche que a él le deja ileso. Un golpe duro que no genera ningún efecto sobre él. Su vida no cambia tras el accidente sino después de recibir respuesta a una queja/desahogo que escribió a una empresa de máquinas expendedoras cuando una de estas se "tragó" su dinero. Durante ese duelo, Davis experimenta una evolución en la que, tras reprimir cada uno de sus sentimientos, explota hasta destruir, literalmente, todo lo que en un día tuvo sentido para él.
'Demolición' nos muestra, sin que sea una novedad, un drama humano sin toques de surrealismo. Nos presenta a unos personajes con defectos, con miedos e inseguridades. Con maneras bastante peculiares con las que intentan adaptarse a sus realidades y redimirse de los errores cometidos. También mezcla ese drama existencial con una historia de amor poco convencional que, aunque no acaba de convencer del todo y se mantiene en un segundo plano, no deja de ser vital para la transformación del personaje protagonista.
Si a algo nos tiene acostumbrados Jean Marc Vallée ('Dallas Buyers Club') es a presentarnos historias capaces de impactar, aunque sea mínimamente, al espectador. Incluso si acabas desquiciado viendo la película, es capaz de generar esa respuesta que muchas otras no serían capaz de hacerlo. Aunque está muy lejos de considerarse el mejor trabajo del cineasta canadiense, sí que tiene el mérito de no cansar al público con este tipo de historias con las que va engrosando su carrera en la industria cinematográfica. Su estilo y su capacidad de articular la película, aunque en esta ocasión cuente con un rostro desconocido llamado Bryan Sipe para este efectivo guión, comienza a convertirse en una huella de director incapaz de pasar por desapercibida. 

Personajes destructivos con encanto

Pero como es un drama humano, qué mínimo que centrarnos en el personaje principal y en la magnífica interpretación que nos regala el que podría ser, o al menos así lo pienso yo, uno de los mejores actores (a la vez que ignorado) del momento: Jake Gyllenhaal. Este papel no ha sido un desafío para él ya que ya han sido muchas las veces que el actor estadounidense se ha tenido que enfrentar a personajes complejos, inadaptados y con una personalidad bastante atrayente a la vez que destructiva. Quizás todos sus papeles memorables tengan esto en común. Pero esa empatía que consigue por parte del espectador es una cualidad que muy pocos intérpretes son capaces de conseguir durante su carrera. Su manera de desafiar a esta mente torturada crea un antes y un después tanto en los personajes secundarios que le rodean como a cada una de las personas que podrían estar viéndole. 

Junto a él participan en esta película tanto rostros conocidos como el de Naomi Watts en el papel de la mujer encargada del servicio al cliente de las máquinas expendedoras así como Chris Cooper en el papel de suegro. Pero sin duda, una vez más, la revelación la encontramos en el personaje de Chris, interpretado por un inexperto actor llamado Judah Lewis. Sin proponérselo, el personaje de Gyllenhaal se convierte en su saco de boxeo personal a la vez que su mayor confidente, otorgándonos las mejores escenas cuando ambos están en la pantalla. El trasfondo social que acarrea este personaje es innegable: una adolescencia dura, represión de la sexualidad y la no aceptación del verdadero ser lo convierten en otro capaz personaje capaz de dejar huella en el espectador. 
La voz de Gyllenhaal nos narra esta historia que, aunque a veces puede resultar algo confusa, nos deja claro que la vida es tan enrevesada y difícil como este largometraje pero que, al final, todo tiende a solucionarse. Un claro ejemplo de vidas entrelazadas capaces de destruirse entre sí mismas antes de ayudarse a recomponerse. Una película tóxica, embriagante, atrayente por el uso de unas bellísimas imágenes a cargo de Yves Belanger, director de fotografía de películas como 'Brooklyn' o 'Laurence Anyways'. Sin duda, 'Demolición' es una película que quizás no llegue a ser recordada ni como la mejor película del director ni la de su intérprete pero sí que conseguirá mantenerse en la mente del espectador durante mucho tiempo.

7/10
Crítica publicada originalmente en ecartelera.com ¡Click!

Noticias y Entrevistas

Durante mi periodo de prácticas en la web ecartelera.com tuve ocasión de redactar diferentes noticias al igual que pude realizar una serie de entrevistas a personalidades del cine en diferentes convocatorias para la prensa.
En cuanto a las entrevistas, algunas se realizaron en la capital española mientras que otras se me brindó la oportunidad de viajar a Londres para asistir al junket europeo junto a otros medios que cubrían el evento. Aquí encontrarás un repertorio de dichos documentos.

Noticias:

Entrevistas: 










Crítica 'Straight Outta Compton'



El fenómeno taquillero en el que se ha convertido 'Straight Outta Compton' no se veía venir ni de lejos. En Estados Unidos esta película dirigida por F. Gary Gray ha sido recibida como un canto, nunca mejor dicho, a la libertad de expresión y como recordatorio de que, como casi todo en el mundo, las situaciones por suerte o desgracia se vuelven a repetir, condensándolo bajo una bonita fachada como es la creación de la banda N.W.A.
Todo comienza en Compton, California. Un lugar donde los sueños difícilmente pueden hacerse realidad. Un sitio donde la prosperidad para los jóvenes no va más allá del triunfo en el tráfico de drogas y de armas. Pero siempre dicen que la ilusión es lo último que se pierde y eso es lo que refleja esta película. Un joven grupo de amigos deciden ir más allá del límite del papel donde escriben sus rimas, revolucionando un género musical en alza en los años 80, convirtiéndose en una leyenda en el mundo del rap. Una banda formada por Andre Young (Dr. Dre), O'Shea Jackson (Ice Cube), Eric Wright (Eazy-E), Antoine Carraby (DJ Yella) y Lorenzo Patterson (MC Ren), siendo los dos primeros los que más repercusión han tenido a lo largo de los años hasta la actualidad. 
Durante dos horas y media de metraje, 'Straight Outta Compton' cuenta las vivencias de la banda, desde su formación hasta cada uno de los problemas por los que se tuvieron que enfrentar, tanto contra la sociedad como contra ellos mismos, mostrando al máximo esplendor lo que conllevaba ser una famosa banda hasta su declive, presentándonos la faceta más fría y desesperanzadora de la vida, ya que ni todo el dinero ni toda la fama te puede salvar de ser lo que más nos caracteriza: humanos
Decir que no estaba reacia a lo que me podrían mostrar hasta que empezó la película sería mentir. Sinceramente, me pensaba que me estarían colando una nueva versión de '8 millas' en la que el rapero Eminem nos vendía una pseudo-ficción con ciertos toques autobiográficos que lo máximo que llegó a convencerme fue la mítica canción 'Lose Yourself'. Mucho menos me considero una entendida del género, a pesar de que me gusta lo suficiente como para saber quienes eran los que me estaban representando ahí. Ese interés hace que 'Straight Outta Compton' convenza, y ya no solo eso, sino que consigue atraparte sin darte cuenta. Ya sea con su música o con sus historias, ya que siempre existe esa fascinación de conocer todo aquello oculto de personas famosas.

Probablemente no se esperaba que F. Gary Gray pudiera dirigir con tanta destreza una película así, y mucho menos que los actores elegidos que apenas habían trabajado delante de las cámaras pudiesen estar a la altura de lo que requerían sus personajes, salvo Paul Giamatti, que es un actor más que experimentado. Es mucho más fácil interpretar a un personaje inventado para la ficción, pues siempre es más accesible asumir esa personalidad y poner de tu parte para desarrollarlo al máximo. Aquí se trataba de imitar, de caracterizar. En el caso del personaje de Ice Cube fue fácil, ya que fue su propio hijo el que asumió la identidad de su padre y realmente sorprende el poder de la genética en él. El resto de actores, incluso los que salían interpretando durante pocos minutos a otras figuras del rap en sus años mozos, tuvieron que convencer a los propios protagonistas involucrados en el proyecto como Ice Cube, Dr. Dre o Tomika Woods-Wright, mujer de Eazy-E y propietaria de la discográfica que crearon, Ruthless Records.
No se puede hablar de Rock sin mencionar a Elvis Presley, al igual que no se puede hablar de Rap sin mencionar a N.W.A. La trayectoria de Dr. Dre como productor musical y visionario dentro de este género es indudable. Estrellas como Tupac Shakur, Snoop Dogg, 50 Cent o el anteriormente mencionado Eminem son solo unas de las muchas figuras del género que han arrasado en el mundo entero con su música y que Dr. Dre les dio oportunidades de la misma forma a la que a él le hubiera gustado que se la diesen. Ice Cube, por su parte, ademas de una prolifera trayectoria musical en solitario se lanzó a la gran pantalla, haciendo un más que razonable buen trabajo como actor. Recientemente lo hemos podido ver (y sobre todo disfrutar) en 'Infiltrados en clase' y ' Infiltrados en la universidad' junto a Channing Tatum y Jonah Hill.

Toda publicidad es buena publicidad

Es, quizás, una de las frases con la que más se reflejan las mentes ingenuas de la banda en sus primeros años. N.W.A. fue una revolución y tanto sus componentes como la sociedad lo sabían. Y las revoluciones pueden ser bastante perjudiciales. Si estamos al tanto de lo que pasa actualmente en Estados Unidos y si echamos la vista hacia atrás en el tiempo, nos damos cuenta de que los mismos problemas tienden a repetirse. Cada guerra, cada crisis económica, cada desastre social tiende ser una mera repetición de algo que ya ocurrió. Estados Unidos no es una tierra de libertad, lo sé aún consumiendo demasiada cultura norteamericana y disfrutando del cliché que me vende Hollywood. También soy consciente de que toda su historia se ha ido desarrollando a base de las conquistas sobre la minoría, ya que son muchos los episodios que reflejan una sociedad con prejuicios, sin libertades y sin igualdad.
Y al ver 'Straight Outta Compton' nos damos cuenta de que nada ha cambiado y que eso mismo es lo que pretenden hacer entender con el largometraje. La brutalidad policial que se ve en las noticias es la misma que ellos sufrieron mientras tomaban un descanso cuando grababan su primer disco. La misma opresión cuando les obligaban a censurarse que existe ahora cuando alguien se atreve a decir en voz alta que algo está mal.

Toda publicidad es buena publicidad, ahí está la fórmula del éxito de esta película. Porque no se trata simplemente de una película biográfica, sino de una crítica social, de cada uno de los sueños rotos de la sociedad sumisa materializada en una banda de rap que fue capaz de ser más de lo que se esperaba de ellos. El cine y la música conforman una parte vital de la sociedad, de una cultura fuerte y capaz de romper con las fronteras geográficas. La cultura es una forma eficaz de protesta y han sacado el máximo partido con 'Straight Outta Compton'.
Y quizás aquí este mi valoración más derrotista sobre la película. Y es que sé, al menos que me equivoque y ojalá lo haga, que esta película no va a ser capaz de triunfar en España como lo ha hecho en Estados Unidos. Ya no me refiero en cuanto a la recaudación de taquilla, ya que estamos muy lejos de alcanzar las cifras que consiguen ellos, sino porque 'Straight Outta Compton' exterioriza una sociedad, un estilo de vida, una realidad, una crítica ante las situaciones que se viven ahora que no sufrimos en nuestro país. Han hecho de una película pequeña a modo de tributo una llamada de atención, un motivo por el que es necesario volver a entonar himnos míticos de la banda como ha sido, por ejemplo, 'Fuck tha Police'.
En España no hemos tenido eso. Podríamos reivindicar la movida ochentera haciendo remakes de las primeras películas de Pedro Almodóvar o pedir que vuelvan a poner en la parrilla televisiva Cine de Barrio. La música de España, o al menos la música que la mayoría sigue, no es la que refleja las penurias de la sociedad en la que vivimos. Ni siquiera hemos conseguido que 'Mi gran noche' sea un éxito rotundo, tanto que queremos a Raphael y a Álex de la Iglesia. El cine y la música en España no se gestiona como Cultura, no interesa que represente a la sociedad. Todo se reduce a lo que va a dar más beneficios. 'Straight Outta Compton' combina a la perfección la cultura con la comercialización, da que pensar mientras entretiene. Un trabajo bien hecho del que tendríamos que ir empezando a aprender.

8/10
Crítica publicada originalmente en ecartelera.com ¡Click!